18/12/2013

El amor no se regatea.

Mujeres y varones construimos juntos igualdad ,

en el respeto de nuestras diferencias

                                                    El abrigo rozado que tenemos cada una.
                                           Es el conjunto de los mensajes recibidos a cerca del
                                                                      SER MUJER
                     

Aprendimos, en la familia, en la escuela y en nuestro entorno mas cercano, que por SER MUJER tenemos que actuar según ciertos modales: con paciencia, discreción, sacrificio y dedicación, priorizando el bienestar del otro ( pareja, hijos, padres) antes de cuidarnos a nosotras mismas. Quien nunca pensó:“ ¿Tendría que pensar un poco en mi misma, darme tiempo para mis cosas”?

Aprendimos también que en las distintas etapas de nuestra vida de mujer, tenemos que cumplir un role, en la casa y en la sociedad, del cual mejor no salir, para no exponerse a la burla, la reprobación, el rechazo o la envidia.
Hemos interiorizado que una mujer “debe ser" dulce, reservada,cariñosa, amorosa, capaz de escuchar y hacer mil cosas a la vez .
Si salimos a trabajar o a estudiar y además cubrimos las tareas domésticas del hogar, asumiremos una doble jornada de trabajo. ¿ Nos olvidamos que lo doméstico es responsabilidad de todo el núcleo familiar ( pareja,hijos-as) ?

¿Quien no se sintió un día superada por las responsabilidades, por el cansancio o la angustia a sentir que no lo va lograr?

Y LO LOGRA....... 


Subestimamos quizás que tenemos valor, coraje y fuerza.

No nos reconocemos como personas libre de pensar, decidir, actuar y amar.

Para muchas de nosotras, nos cuesta ubicarnos desde el valor propio. Aprendimos a vivir a través de la mirada del otro-la otra, esperando que ese otro-a me de valor, me felicite, me incentive, me reconozca. En la relación, nos achicamos, dejamos pasar malos tratos imperceptibles pero dañinos, preferimos ocultar, guardar y silenciar. Pagamos, a veces, muy alto por la “tranquilidad” y la “armonía” de nuestra pareja o familia. Perdemos la conciencia de nuestro valor, nos olvidamos de “practicarla”, sin culpa y sin pedir permiso, poniendo límites, haciendo respetar nuestros tiempos, espacios, necesidades y derechos.

Las mujeres valemos, si..... VALEMOS, e importa que lo vivenciemos, que nos apropiemos de ese sentir,que tengamos fe en nosotras mismas, que confiemos y que nos miremos en el "espejo de la vida", para descubrir, reconocer y disfrutar del SER MUJER. Quizás en ese momento nos sentiremos fortalecidas para iniciar y sostener relaciones desde el respeto, el reconocimiento mutuo, la igualdad y para denunciar, en el sentido mas amplio, todo lo que nos hace daño, nos duele, nos limita y nos quita dignidad.
La autovaloración no se pone entre paréntesis: El valor de una misma se grita, se dibuja, se canta, se baila, se deja fluir porque es la fuente de nuestra energía vital que nos proyecta hacia adelante como un crecer sin fin, hacia una vida libre de violencia de género.




Aprendimos de nuestras compañeras ecuatorianas, 
que cuando tenían una fiesta o un acto, 
se pintaba con la piel de una serpiente, símbolo de fuerza.

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